La vida después del veneno: agricultor de Veraguas relata cómo una serpiente cambió su destino
- retenchiriqui
- hace 3 días
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Lo que para muchos es una jornada rutinaria en el campo, para Aquiles Sánchez se transformó en un episodio que definió el rumbo de su vida. Este agricultor de la comunidad de El Caimito, en el distrito de La Mesa, Veraguas, sobrevivió a la mordedura de una serpiente altamente venenosa; un ataque que, aunque ocurrió hace varios años, sigue teniendo repercusiones físicas, emocionales y sociales.
Sánchez recuerda que, mientras realizaba labores agrícolas, no percibió que entre la maleza se escondía un reptil cuya toxina actúa con rapidez. Minutos después del ataque, comenzó a sentir los efectos de un envenenamiento severo que obligó a los médicos a amputarle la pierna derecha, única alternativa para evitar que el veneno comprometiera su vida.
“Esa mordida casi me mata. Es algo que nunca se borra”, expresó Sánchez, quien ha tenido que reconstruir su cotidianidad con ayuda de su familia y su determinación para seguir trabajando en el campo. Aunque conserva el humor y la voluntad de continuar sembrando, reconoce que desde entonces cada paso en su jornada implica precaución y vigilancia permanente.
En zonas rurales de La Mesa, especialmente en áreas cercanas a ríos y quebradas, los ataques de serpientes venenosas no son aislados. Según moradores, varios casos han sido atendidos en los últimos años, algunos con lesiones graves y otros con desenlaces fatales debido a la falta de atención médica inmediata.
El testimonio de Sánchez coincide con los llamados de líderes comunitarios y autoridades locales para fortalecer la educación preventiva, mejorar la respuesta médica en áreas apartadas e impulsar campañas de información sobre especies peligrosas que habitan en la región.
Mientras tanto, Sánchez continúa su vida entre cultivos, herramientas agrícolas y una historia que usa para alertar a otros sobre un riesgo que, aunque silencioso, sigue siendo una amenaza constante en las zonas rurales de Veraguas.









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